
Esto era un caracol que un buen día sacó sus cuernos al sol. De inmediato, se lo llevaron a una plaza de toros y empezaron a gritarle:
-¡Olé! ¡Olé!
El caracol encogió sus cuernos, se metió de nuevo en su casa portátil y pensó:
-No vuelvo a salir. Ahí fuera están locos
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